Decía el gran Pío Baroja que «Cuando el hombre se mira mucho a sí mismo, llegar a no saber cuál es su cara y cuál su careta«.
¿ Qué difícil es en el mundo actual poder diferenciar en alguien a la persona y al personaje ? Posiblemente el problema no lo tengamos solamente nosotros, sino que todavía con mayor gravedad lo tenga también esa persona (¿o personaje?)
Muchas veces crear tu propio personaje puede ser una manera para blindarse ante el entorno y poder reducir la vulnerabilidad que muchas personas identifican en las relaciones humanas. La ambición por ascender, tener más y triunfar, acaba echando a perder a muchas personas.
El ego, ese enemigo público de uno mismo, que tantas veces campa a sus anchas por la sociedad, haciendo destrozos en empresas, colaboradores, amigos e incluso familias.
Desgraciadamente todos nos hemos cruzado en nuestra vida profesional con algunas personas en principio normales, muy majas, que se han ido convirtiendo en auténticos personajes a medida que han promocionado en sus empresas: despreciando a sus amigos que les necesitaban, perdiendo sus valores, amargando la vida a sus equipos en pos de conseguir un objetivo inalcanzable que deje inmaculada su imagen de gestor de éxito, cometiendo auténticas tropelías solo con el fin de poder seguir interpretando su personaje durante al menos un minuto más. Personas que lo han dejado de ser a medida que iban perdiendo contacto con la realidad. Como comentaba el profesor Clay Christensen en su conferencia «How will you measure your life« muchos de sus alumnos han acabado con estos comportamientos arruinando sus vidas, las de sus colaboradores y las de sus familias.
Gran parte de estos problemas vienen causados por la inseguridad.
Pero, ¿cómo se llega a esto? Pues como muchas cosas en la vida, tacita a tacita. Se empieza cogiéndole el gusto a los derechos de un puesto, priorizándolos sobre las obligaciones, que poco a poco se van olvidando y cuando te quieres dar cuenta, ya se ha convertido uno en un personaje en el que no se reconoce a la persona que lo interpreta.
No hay nada que me duela más que ver cómo una persona ejerce mal el poder que le concede un puesto, y en vez de cumplir con sus responsabilidades y servir a los demás y a su empresa desde esa posición privilegiada, lo utiliza en beneficio propio y dando mal ejemplo
Pero bueno, al fin y al cabo todos, en mayor o menor medida, acabamos representando un personaje en nuestra vida profesional (e incluso personal) y no por ello tenemos que acabar siendo un mal profesional y/o una mala persona. Saber distinguir persona y personaje es vital para poder tener un importante equilibrio profesional y personal.
A continuación te dejo una serie de preguntas que te permitirán reflexionar sobre cómo es el equilibrio persona-personaje en tu caso.
Como verás son preguntas bastante complicadas de responder, especialmente si lo quieres hacer sin engañarte a ti mismo. Por ejemplo, trabajar en un puesto que te supera, puede ser desgraciadamente el origen de muchas creaciones de personajes. Aquí muchas veces la responsabilidad es compartida: el jefe que elige mal, y el colaborador que acepta a pesar de no estar preparado
Creo que tus valores son los que te van a facilitar ese equilibrio persona-personaje y por eso es tan importante que puedas mantenerlos a lo largo del tiempo.
Para acabar, también hay que entender que los beneficios que supone un puesto en una empresa, son bienes en usufructo, que se mantienen mientras estás en ella. Saber viajar por la vida profesional ligero de equipaje material es una buena recomendación, para no sufrir luego cuando toca abandonar situaciones privilegiadas.